La experiencia de fluir es algo que seguramente hemos experimentado todos, no necesariamente en el deporte, pero sí en la vida. Suele estar asociada a lo que nos apasiona, a esa actividad a la que podríamos dedicarle horas sin aburrirnos: caminar, correr, hacer un puzzle, leer, dibujar, estar con el ordenador, chatear, bailar, cocinar. Nuestras aficiones, el deporte, incluso el trabajo pueden convertirse en auténticos momentos de flujo.